Aquellos juegos, Abbey y Satine lo hacían cuando eran más pequeños, y Satine y él lo había hacho cuando Abbey estuvo en el hospital tambien. Declan suspiró dejandolas, solo tenía sueño.

Soltó una risa envuelta en un suspiro y se soltó de la mano de su prima para hacerse una coleta en el cabello. La enfermera Vic entraba en acción.

Se sonríe y deja la cabeza d e su hermano apoyada en el sillón, acomodandolo bien allí, siempre había pensado que lo de sus padres nunca les podría haber pasado a ellos. Declan y Abbey se amaban pero se conocían tan bien que era imposible pensar siquiera en algo más allí. Ella acarició su frente, levantando ese cabello oscuro de su frente.

Podría dormir en cualquier lado con los mimos de las pequeñas. Declan se dejó recostar tomando la mano de la mejor cantante, pidiendole en el oído que le cante.

Ella observó los primeros segundos de juego con ternura en su mirada y hubiera seguido asi de no ser por que Declan le susurra al oído que cante. Ella asiente suave acariciando en torso de su mano.
Canta una canción de cuna en francés puro y bien pronunciado. Melodiosa y relajante como si una madre quisiera acunar a su hijo con ella para hacerle dormir.

Abby nunca había escuchado a su prima menor cantar, su voz era prodiigio. Ella sonrió escuchandola mientras su hermano se acomodaba con ellos, lo mejor sería hacer una pijamada para pasar la noche.

Su voz es tan clara y pura, completamente dulce y pacífica.Llama a la calma.
Mira a su prima y le sonrie mientras canta, sonrojada levemente. Victoire era pura dulzura.

Se quedó callada, escuchando a su prima mientras mimaba el cabello de D, tranquila.

La nana terminaba y con ella las ganas de Vic de seguir despierta. A penas termina de cantar se resfriega los ojos, pequeña

Se queda vigilando el suelo de su hermano, cuidadosa. - Cantas hermoso Victoire.. - susurró sin quererr hacer mucho ruido.